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foto: save the children

El arte como llave hacia una sociedad libre de violencias

La transformación de escenarios en casa y la escuela gracias a la creatividad de personas que trabajan y educan con él, disminuye y previene guerras en el mundo.

Elevar el alma con el reflejo de las verdades que existen en los rincones de la humanidad.

Grecia Delta

Publicado: 2024-12-30


En un mundo donde la educación tradicional muchas veces se centra en la memorización y el cumplimiento estricto de normas, el arte nace como un espacio seguro y liberador. Aunque su importancia es constantemente subestimada. Frases como "vas a perder horas haciendo arte" o "por qué estudiar eso" son comunes en colegios y universidades. ¿Por qué el arte genera tanta resistencia, pese a su innegable capacidad transformadora?

El arte no solo es expresión con las diversas disciplinas; es una herramienta poderosa para cultivar la sensibilidad, empatía y el respeto. En aulas donde conviven estudiantes con y sin discapacidades o habilidades especiales, el arte rompe barreras y esquemas mentales. Estudios recientes muestran que la inclusión de estudiantes con discapacidades en programas artísticos fomenta habilidades sociales y emocionales en todos los involucrados. Los estudiantes "típicos" desarrollan empatía y tolerancia, mientras que los estudiantes "atípicos" encuentran un espacio para expresarse sin ser juzgados.

El arte juega un rol clave para reducir el bullying. Según el Ministerio de Educación (Minedu), en el 2023 se reportaron más de 12 000 casos de violencia escolar, de los cuales una gran parte es por acoso entre pares. Estas cifras son un recordatorio urgente de la necesidad de intervenciones integrales en las escuelas. Mientras tanto, la UNESCO dice que las instituciones escolares que incorporan programas artísticos, experimentan una disminución significativa en incidentes de acoso escolar. Esto ocurre porque el arte invita al trabajo en equipo, la colaboración, el diálogo y el entendimiento mutuo. Cuando los estudiantes crean juntos, ya sea una obra de teatro, un mural o una pieza musical, se transforman las dinámicas de poder, jerarquía social y exclusión que muchas veces alimentan la escala de la violencia.

Sin salud no hay educación. El Perú también enfrenta un déficit alarmante de psicólogos escolares: hay apenas un profesional por cada 800 estudiantes, datan cifras de la Defensoría del Pueblo. Este promedio es insuficiente para atender a los más de 8 millones de estudiantes en edad escolar que, en muchos casos, enfrentan situaciones y contextos complejos de violencia y desamparo. Ante esta realidad, el arte es un aliado fundamental, complementando el trabajo de los psicólogos con un enfoque trasversal como el de género que es interseccional y, ofreciendo un espacio de catarsis, conexión personal y de expresión social para los estudiantes.

El respeto, esa gema tallada por la sensibilidad, puede surgir de las disciplinas artísticas. Fomentar valores ejerciendo el arte no solo disminuye la violencia en el presente; previene guerras en el futuro. Los valores anclados en la sensibilidad moldean a individuos que eligen lo mejor para sí y para los demás. Porque el arte enseña algo esencial: a pensar y a sentir con profundidad ser el otro.

En países como Brasil, experiencias como la de la Favela Monte Azul nos enseñan el poder del arte para reconstruir comunidades. Un proyecto liderado por Ute Craemer en esta favela no solo transformó las vidas de sus habitantes, sino que creó un espacio cultural, educativo, de cuidado a la salud y económico autosostenible. El arte no es un lujo; es una necesidad para construir sociedades más justas y armónicas.

Desde la educación básica hasta la superior, es necesario que las políticas públicas reconozcan al arte como una prioridad. Las historias de nuestros estudiantes peruanos, explorando sus raíces a través de mitos, leyendas y proyectos culturales, son un testimonio de cómo el arte fortalece la identidad peruana y el sentido de comunidad.

Imaginemos una sociedad donde el respeto y la empatía prevalezcan sobre el individualismo y la indiferencia. Una sociedad donde los niños crezcan entendiendo que las diferencias nos enriquecen, no nos separan. El arte nos ofrece esa posibilidad, y depende de nosotros exigir su lugar en casa y las aulas. Es la llave para abrirle la puerta a la armonía.

El arte no es un espejo, sino un prisma. Multiplica las realidades, las embellece, las cuestiona. Es hora de valorar el arte no solo como una disciplina, sino como un camino hacia una sociedad más empática, inclusiva y libre de violencias. Las políticas públicas educativas deben considerar al arte como un eje central para el desarrollo integral de nuestras futuras generaciones. Porque el arte, más que una asignatura, es la esencia de una convivencia en paz.

Este es un mensaje impulsado por las docentes de arte: Virginia Llerena Caballero, Luccia Méndez Contreras y Cinthia Peña Larrea, quienes dictarán talleres de arte en Humanidades Creativas para niñas, niños y adolescentes desde el 06 de enero hasta los últimos días de febrero en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), en el distrito de San Miguel. Las inscripciones están disponibles a través del WhatsApp: https://wa.me/5117483555.

FOTO: RADIO NACIONAL - DE IZQUIERDA A DERECHA: CINTHIA, LUCCIA Y VIRGINIA

Y recuerden que la muestra "Niñez: un mundo de derechos por descubrir", apta para todas las edades en el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) va hasta el 2 de febrero del 2025. Que tengan un feliz comienzo del nuevo año.



Escrito por

Grecia Delta

Escribo, luego existo. Género, interculturalidad e interseccionalidad. Autora de "La ideología del amor". Sígueme en Twitter: @greciadelta


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Proletaria de las palabras. El universo el límite. @greciadelta