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foto: rtve

Venezuela en resistencia: porque toda persona merece vivir en democracia

En los últimos 20 años, la salud mental del pueblo hermano ha alcanzando alrededor de 8.5 suicidios por cada 100,000 habitantes hasta el 2023.

Las ideologías del odio que gestan guerras entre países o dictaduras en los estados contra el ser humano merecen ser desterradas para mejorar la calidad de vida y fortalecer la dignidad de toda persona.

Grecia Delta

Publicado: hace 3 horas


Esta mañana, mientras Nicolás Maduro juraba otro mandato en un acto que consolida un golpe de Estado y legitima un fraude más, las calles de Venezuela y el corazón de su diáspora en el mundo se llenaron de indignación. Más de 25 años de dictadura han sumido al país en una crisis que trasciende lo político, devastando la salud mental, provocando un éxodo histórico y deteriorando drásticamente la calidad de vida de quienes permanecen atrapados en el colapso.

El acto de hoy es solo la culminación de un sistema que perpetúa la corrupción y la represión. Desde las elecciones de 2024, la oposición ha denunciado reiteradamente manipulaciones que reflejan un desprecio absoluto por la democracia. Estas irregularidades han provocado protestas masivas, tanto dentro del país como en la comunidad internacional.

En más de 300 ciudades del mundo, los venezolanos han alzado su voz. En Madrid, 15,000 personas llenaron la Puerta del Sol, mientras que en Miami, 8,000 manifestantes mostraron su rechazo al régimen en Bayfront Park. Hoy, durante la ilegítima toma de posesión de Maduro, las movilizaciones continuaron en ciudades como Barcelona, Valencia y Lima. La consigna es clara: No más dictadura, no más muertes, no más huida forzada.

Es imperativo que los presidentes de todos los países, más allá de pronunciarse, se unan para materializar acciones de manera contundente contra este régimen que fomenta la violencia y el sufrimiento. La comunidad internacional no puede seguir siendo cómplice de su silencio.

En medio de esta tragedia, el liderazgo de María Corina Machado y del presidente electo elegido en las urnas, Edmundo González, ha sido una fuente de esperanza para millones de venezolanos. Su compromiso con la democracia y la libertad ha demostrado que existen alternativas reales frente al autoritarismo. Ambos liderazgos simbolizan la resistencia de un pueblo decidido a recuperar sus derechos. La democracia merece ganar.

El peso del autoritarismo: salud mental y suicidios

El deterioro de la salud mental en Venezuela es una de las consecuencias más devastadoras de esta crisis prolongada. Según el Observatorio Venezolano de Violencia, la tasa de suicidios se ha cuadruplicado en las últimas dos décadas, alcanzando alrededor de 8.5 suicidios por cada 100,000 habitantes en 2023. Este número equivale a miles de vidas perdidas anualmente, vidas marcadas por el hambre, la incertidumbre y la separación familiar.

Desde 2017, se reporta que el 50% de los niños atendidos por organizaciones humanitarias necesitan tratamiento psicológico. Los factores son abrumadores: escasez de alimentos, colapso del sistema de salud y la violencia cotidiana que convierte a la desesperanza en un denominador común.

La diáspora: un éxodo con responsables

El éxodo venezolano, con casi 8 millones de personas desplazadas (ACNUR), es uno de los mayores movimientos migratorios de la historia reciente. Países como Perú han acogido a 1,542,004 migrantes y refugiados venezolanos, enfrentando retos sociales y económicos para integrar a esta población.

Sin embargo, quienes no pueden irse enfrentan un panorama desolador. Viviendo en un país donde la inflación destruye los salarios, la escasez de medicamentos pone en riesgo la vida y la inseguridad es la norma, los venezolanos que permanecen en su tierra soportan una lucha diaria por la supervivencia.

Esta situación tiene responsables claros: Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Su legado de corrupción, autoritarismo y gestión desastrosa ha llevado al país al borde del colapso total. La comunidad internacional debe reconocer esta responsabilidad y actuar en consecuencia.

El Helicoide: un símbolo de represión

En Caracas, el Helicoide se ha convertido en un símbolo del horror. Este centro de detención y tortura administrado por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) alberga a opositores políticos y manifestantes en condiciones inhumanas. Los testimonios de quienes han pasado por sus celdas revelan un sistema de abuso sistemático y represivo.

El Helicoide es más que un edificio. Es un recordatorio tangible del terror estatal que caracteriza al régimen de Maduro.

Basta de delincuencia en la clase política

La crisis en Venezuela no es una tragedia espontánea. Es el resultado directo de décadas de delincuencia en la clase política. La corrupción, el nepotismo y la violación de derechos humanos son las bases sobre las que se sostiene este sistema.

Es urgente que los líderes mundiales levanten su voz contra este régimen. La inacción ya no es una opción. Es necesario condenar de manera unánime a un gobierno que ha convertido el hambre, la desesperación y la muerte en política de Estado.

La toma de posesión de Maduro esta mañana es un recordatorio de que la lucha no ha terminado. Los venezolanos necesitan solidaridad, acción y esperanza. Es hora de que el mundo deje de mirar hacia otro lado y actúe para detener esta tragedia.

El tiempo de la indiferencia ha terminado. Es hora de construir un futuro donde la libertad, la justicia y la dignidad sean posibles para Venezuela. Abracemos y acojamos con empatía y admiración a quienes intentan integrarse a nuestra peruanidad siendo, todas y todos, hermanos latinoamericanos.


Escrito por

Grecia Delta

Escribo, luego existo. Género, interculturalidad e interseccionalidad. Autora de "La ideología del amor". Sígueme en Twitter: @greciadelta


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Proletaria de las palabras. El universo el límite. @greciadelta