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Ser descendiente de griegos: un legado que navega en la sangre

Habitar dos mares al mismo tiempo: el Egeo, con su historia milenaria y su legado filosófico, y el Pacífico, con su mestizaje vibrante y su espíritu de resistencia. La identidad no es un único puerto, sino un vaivén de olas que llevan y traen memorias, lenguas y afectos.

Mi patria es el horizonte.

Grecia Delta

Publicado: hace 11 horas


Hay historias que nos llegan como susurros del tiempo, relatos que cruzan generaciones hasta encontrarnos y anclarse en nuestra identidad. Mi historia empieza en Argos, una ciudad cargada de mitos y memorias. Allí nació mi tatarabuelo, un hombre de mar que un día tomó el timón de su propio destino y guió su barco hasta Pacasmayo, entre Trujillo (La Libertad) y Chiclayo (Lambayeque). No era solo un viaje entre continentes; era una travesía que sembraría raíces en una tierra nueva sin dejar atrás la esencia de Grecia.

Esta historia la escuché de labios de mi abuelo, Antonio Sócrates Delta Parodi, un hombre cuyo nombre ya anunciaba el peso de la herencia que llevaba consigo. Él, hijo de Antonio Delta Petersen y María Teresa Parodi Zúñiga de Delta, me transmitió el orgullo de nuestra sangre griega, la pasión por el conocimiento y la certeza de que la identidad no se pierde con la distancia, sino que se transforma y se enriquece.

Hoy, siendo descendiente de griegos, hija de Aldo Antonio Delta Bazán y Liliana Cruz Peñaherrera, me descubro en un punto intermedio entre dos mundos. Hay días en los que mi espíritu resuena con la filosofía, la literatura y la rebeldía helénica, como si la voz de Sócrates aún cuestionara desde dentro. Otros días, me siento profundamente conectada con la tierra que me vio nacer, con su costa, su sol y su gente. Ser descendiente de griegos no es solo llevar un apellido o conocer historias familiares; es vivir con la certeza de que dentro de mí habita la misma fuerza que guió aquel barco, la misma pasión por el mar y la libertad.

Cada 25 de marzo, cuando Grecia celebra su independencia, siento que el llamado de mis ancestros es más fuerte. Pienso en las generaciones que nos precedieron, en las luchas que enfrentaron y en lo que significa la libertad no solo como un derecho, sino como una forma de existir. Me pregunto qué habrían pensado mis antepasados al verme aquí, con esta vida moldeada por decisiones que ellos tomaron hace tanto tiempo.

Pero también miro hacia adelante. Ser parte de esta historia me da la responsabilidad de honrarla y compartirla. No solo con palabras, sino con acciones que mantengan vivo el legado de quienes vinieron antes. Porque, al final, ser descendiente de griegos no es solo un dato genealógico: es una forma de mirar el mundo, de desafiar lo establecido y de seguir navegando hacia nuevos horizontes.

Y en este viaje de autodescubrimiento, encontré un refugio en la Comunidad Helénica de Lima - Perú. En este espacio, he sentido la calidez de una familia que trasciende la sangre y se construye con lazos de historia, cultura y amor por nuestras raíces. Quiero agradecer especialmente a Juan Carlos Estabridis, Julio Estabridis, Cristina Christodulo y Marina Korakas, quienes me han brindado la oportunidad de formar parte de este círculo de memoria y pertenencia. Gracias por abrirme las puertas, por hacerme sentir bienvenida y por permitirme conectar con este legado que llevo en la piel y en el corazón.

foto: asociacion comunidad helénica, lima, perú

Χρόνια πολλά, Ελλάδα. Que este día nos recuerde siempre que la independencia es más que un hito histórico: es un llamado a vivir con valentía, a abrazar nuestra identidad y a seguir escribiendo nuestra propia historia.


Escrito por

Grecia Delta

Escribo, luego existo. Género, interculturalidad e interseccionalidad. Autora de "La ideología del amor". Sígueme en Twitter: @greciadelta


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Proletaria de las palabras. El universo el límite. @greciadelta