He de confesarlo: la voz de Alexandra Gravas me ha dejado absolutamente maravillada. Tras escuchar su nuevo sencillo, la versión bilingüe de "El Cóndor Pasa" (en español y griego), mi perspectiva sobre lo que un artista puede lograr con la música ha cambiado por completo. Su arte no es solo una melodía; es un viaje helénico en el tiempo a lo ancestral y mítico.

No es solo una voz de contralto onírica y paradisiaca; es el rostro decapitado de Medusa, el caballo de Troya, el canto de las sirenas, la Lira de Orfeo que nos traslada más allá del piano minimalista y los toques electrónicos. La musicalidad y la atmósfera que Gravas crea con su canto nos conectan con el Perú de "El Cóndor Pasa", y de forma inesperada y sublime, me han llevado directamente a la cuna de la cultura griega, la eterna.

Al cerrar los ojos, la intensidad y emoción que desprende esta "Diva de Grecia" me transportan a los pasajes de la literatura helénica. Se siente la fuerza de los versos de la Ilíada, el rugido de la guerra y la heroicidad de Aquiles, pero también la desesperación de Helena. Luego, ese mismo eco vocal, me guía a través de Ulises en la Odisea, a la nostalgia del mar Egeo, la esperanza de llegar a Ítaca y la astucia de Penélope. 

Siento en su vibrato el eco de las antiguas tragedias de Sófocles y Eurípides, la lírica de Safo, el lamento solemne por la paz perdida, pero también el glorioso resplandor de Grecia que se filtra en sus interpretaciones. Su voz es celestial y omnipotente: parece tener la capacidad de abarcar toda la experiencia humana, la evolución, desde la guerra hasta la paz, haciendo que tanto abuelos como nietos encuentren resonancia en su vasto y épico repertorio.

Su energía, un ritual, fusionando la dignidad del drama clásico con la intimidad del hoy, una voz que resuena directamente en la memoria emocional, recordándonos que estamos ante una artista que lleva el peso épico de su cultura al corazón de cada nota, en español, griego o cualquier otro idioma. El compromiso de presentarse en 2024 en el Teatro Principal de Lima, fue el motivo para interpretar un tema tradicional peruano. Y aquí es donde reside la magia, tal como ella lo ha señalado en sus entrevistas: la conexión con Perú fue instantánea. 

No fue solo una elección musical profesional; fue un acto de respeto y amor hacia el país y su gente, que se tradujo en la decisión de crear esta versión única y bilingüe de "El Cóndor Pasa", grabada con el pianista polaco Józef Olechowsky y el compositor mexicano José Luis Guzmán.

Este portal cultural es la esencia de su misión. Escuchar a Alexandra Gravas es vital por su calidad artística y rol como Embajadora Cultural de Grecia. A esto se suma el honorable reconocimiento que recibió en enero de 2017: fue galardonada por la UNESCO de Grecia por su contribución a las Artes. 

Este hito subraya que su música es reconocida como un patrimonio invaluable que fortalece el diálogo cultural a nivel mundial. Gravas no se limita a interpretar; ella vive la música. Conjuga el cancionero latinoamericano con sus raíces clásicas. Canta con una frescura y un estilo incomparable, logrando lo que solo las diosas consiguen: unir.

Alexandra Gravas emociona e impresiona. Su arte es un recordatorio de que la música es, ante todo, un acto de amor entre todos los pueblos y todas las épocas.